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Reventar la bolsa

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En el Mundo de los Doce hay tantas leyendas como pulguitas en la cabeza de un trool. ¡Pero de leyendas de la música las calles no están tan llenas! Hoy, como preparación para el Festival del Do de Pecho del 21 de juninsidor, ¡te relatamos los comienzos del grupo de «bwork'n'roll» más grande del krosmoz!

El trool miraba fijamente aquellos extraños símbolos: «A», «B», «C», «D»… y continuaban durante líneas y líneas. No le sonaban de nada, excepto tal vez...

—¿…Notas musicales? —farfulló.

—No, Ang, ¡pero buen intento! —le respondió su hermana mayor, Loretta—. ¡Son letras! Y todas estas letras forman el abecedario. Con ellas se forman palabras, luego frases, y luego toda clase de conversaciones.

El grupo seguía desconcertado. Loretta Yong, una trool carnosa y peluda, se había improvisado maestra de sus hermanos y su grupo de música en su sala de ensayo. Les había dicho que si de verdad querían triunfar en el Mundo de los Doce, tenían que ser capaces de anunciar al público que tocarían en las mejores tabernas. Para ello, tendrían que preparar carteles, firmar contratos, resumiendo: saber leer y escribir.

Su hermano pequeño, Ang, ponía todo su empeño. ¡Se había incluso vestido con ropa de colegial para asistir a la primera clase! Ang era así. Siempre comprometido con lo que hacía. A Loretta le habían entrado sudores fríos cuando le dijo que quería meterse en la piel de un colegial... Por suerte, no lo había aplicado al pie de la letra esta vez. Aunque la verdad, nadie tenía ni idea de cómo había conseguido hacerse con esa ropa…

 

En cambio, los demás no hacían el más mínimo caso a la clase de Loretta: Fil Rudo, el goblin batería del grupo, embobado con la boca abierta, parecía tragarse las muuumuscas que llegaban atraídas por el olor del bajista, Klif Güiliam, bwork pestilente pero de impecable cabellera rubia. Por su parte, Brayan Yonson, el cantante de voz tan potente y aguda que ya le había reventado los tímpanos a su madre, se afilaba los colmillos con una lima. En cuanto al hermano mayor de Ang y Loretta, Malc Yong, se dedicaba a contemplar lo que acababa de sacarse de la nariz con una sonrisa atontada.

 

—¡Chicooooosss! Poned un poco de vuestra parte... —les pidió Loretta.

—¿Cuándo tocamos? —preguntó Fil Rudo. ¡Tengo ganas de aporrear!
—Cuando la «seño» Loretta decida dejarnos en paz... —soltó Klif.
¡Somos bworks y trools, encanto! ¡No nos hace falta sabernos tus garabatos! —argumentó Brayan.
—¡Y un goblin! —intervino Fil Rudo.
—¡No hago más que repetíroslo, panda de tejestias! Es la manera de que no os timen y de que os paguen cuando toquéis, pero también de escribir canciones y escribir bien grande el nombre de vuestro grupo.
—¿Qué nombre? —preguntó Brayan.
—Tendréis un nombre, ¿no?
—…
—¡No me lo creo! ¿Cómo va a ir la gente a vuestros conciertos si no tenéis nombre?
—¡Pues oyendo nuestros gritos! Cómo se nota que no sabes nada de música...
—Siempre ha funcionado así —confirmó Klif.
—Siempre —añadió Fil Rudo.
—Nunca hemos escrito una canción. Nos basta con gruñir y al público no le molesta. Al revés, ¡gruñen con nosotros!
—¡Porque ellos también son trools y bworks! —les replicó Loretta.
—¡Y goblins! —añadió Fil Rudo.
—Ang, ayúdame... —le imploró su hermana.

Aunque el trool fuera el más joven del grupo, su opinión era importante. En parte porque era el guitarrista solista y en parte porque era él quien había montado el grupo. Se levantó con su traje de colegial y habló con solemnidad.

Ang les explicó que no quería que los apreciasen solo por ser el único grupo de música del pueblo, sino por su talento. ¡Por ser los mejores! Quería hacerse famoso en todo el Mundo de los Doce. ¡Tan famoso como Badiz Mustabante!

Los otros asintieron. ¿Quién no sueña en secreto con ser Badiz Mustabante?

 

*****

 

Pasaron los meses. El grupo aprendía a leer con Loretta por las mañanas y tocaban su música por las tardes.

Un día, Brayan esperó a que los demás salieran de la clase para hablar con Loretta. Le tendió tímidamente un papel doblado. La trool de suave pelaje lo abrió. Se leía:

 

«Reventar la bolsa», de Brayan Yonson

¡Revienta la bolsa!

Que no te vea flaquear

Hace tiempo que quieres tus bolsillos vaciar

Recoge tu ropa

Que está ahí tirada

Si quieres guita, tendrás que salir de casa

Sube al dragopavo, que ya lo he ensillado

Pero no te embales

Está viejo y oxidado

Te va a doler

Pero sigue adelante

Tu cabalgada quedará en los anales

Porque vamos a reventar

Sí, a reventar

Sí, sí, a reventar

Lo juro, a reventar

¡Já! ¡Já!

(Coros)

¡Eh! ¡Eh! ¡Eh! ¡Eh!

(Coros)

¡Eh! ¡Eh! ¡Eh! ¡Eh!

¡Revienta la bolsa!

¡Sí, reventar la bolsa!

 

Loretta nunca le había visto así. El bwork, por lo general seguro de sí mismo, se miraba los pies esperando su veredicto.

—¡Es brutal, Brayan! ¡Y no has cometido ni una falta!

Muerto de vergüenza, sonrió rascándose la cabeza, dejando ver una hilera de dientes brillantes dominados por dos afilados colmillos.

—Y aparte de eso... ¿habéis pensado un nombre para el grupo?

—Seremos los AB/CD.

Ang Yong acababa de entrar en la sala, seguido de cerca por sus acólitos. Loretta tenía cara... circunspecta.

—El nombre tiene que representarnos, ¿no? Pues creo que somos los únicos trools y bworks que saben leer...

—¡Y el único goblin! —añadió Fil Rudo.
—Y además... —prosiguió el guitarrista. Así es como ha empezado la historia.

 

¡Nos vemos en Amakna, en [4,6] para asistir al primerísimo concierto de los AB/CD en DOFUS!


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