Los doceros están llegando en masa al corazón de una flamante Pandala. ¡Prudencia! No hay que aventurarse en esta mítica isla del Mundo de los Doce sin una mínima preparación... El Equipo Turist-A retoma sus actividades y te propone una visita guiada por las zonas que componen la isla. ¡Empezamos por el pueblo de Pandala!

Una isla repleta de misterios... A cada paso que des se te pondrá la piel de gallina. Ya sea por la belleza del lugar o por esa «presencia», innegable, que todos sienten. ¿Qué pasa aquí? O, mejor dicho... ¿qué ha pasado?
Lo que los aventureros del Mundo de los Doce han descubierto recientemente es una isla de Pandala muy cambiada. A partir de ahora tendrán que aprender a conocerla de nuevo. Empezar de cero, como en un primer encuentro, una primera cita...
Vuelve el buen tiempo, y también las ganas de evadirse. Seguro que ya estás preparado/a y mentalizado/a para emprender la aventura pandaleña. ¡Cuidado! ¡Quieto parado! No pongamos el carro delante de los jalatós... Hannibol Smis, a la cabeza del Equipo Turist-A, se ha prestado a presentarte el lugar. Su primera parada, ¡el pueblo de Pandala!

Cuesta creerlo... ¡Pues para que veas! Antes de ser este lindo burgo típico y encantador a partes iguales, el pueblo de Pandala no era más que un montón de ruinas polvorientas. Pero con el sudor de su frente, la sangre de sus manos en carne viva y unos cuantos litros de un dulce brebaje que no necesita presentación, los autóctonos pusieron todo su empeño para darle una segunda oportunidad a su pueblo. Ha quedado bastante bien, ¿verdad? Su voluntad: convertirlo en un remanso de paz. El recibimiento dado a los pueblos extranjeros, como en el caso de los zollos, ilustra bien, por otra parte, este deseo de vivir en paz y armonía.
Un anhelo encomiable, aunque difícil de lograr...

La Pandasamblea, que reúne a Pandawelo, guía espiritual de los pandawas, a la daimia Hikomi y a los jefes de clan, sabios, sacerdotes y dignatarios pandawas, tiene su sede en un suntuoso palacio de bambú. Su función: arbitrar los conflictos internos y también los externos. Porque, por muy apacibles y espléndidos que sean sus parajes, el pueblo de Pandala (y, en general, la isla de Pandala) no está exento de conflictos de todo tipo.

«Taberna Prohibida». Dos palabras que parecen contradecirse por completo en pleno territorio pandaleño. Se trata de un templo sagrado al que solo unos pocos privilegiados tienen permiso para entrar. Pero hay otras «tascas» menos prestigiosas en las que puedes estar seguro/a de que te darán una calurosa bienvenida. Están, por ejemplo, la Taberna del Fermenté, la del Pandazaap, o la taberna taponana. Que no cunda el pánico, ¡que aquí no te mueres de sed, precisamente!

Pasando por el pueblo de Pandala, también puedes adquirir algunas competencias y seguridad en materia de combate cuerpo a cuerpo. El maestro del pandawushu, reconocido por su gran sabiduría, estará encantado de impartirte lecciones de un arte marcial ancestral característico de Pandala en el dojo del pueblo. ¡Siempre que seas una persona digna de tal honor, claro está!


¡La cultura y el paladar también estarán presentes! Narber Rihen Levihawa te recibirá en su biblioteca, cuyas obras están entre las más antiguas del Mundo de los Doce. Después de devorar estas obras, podrás acudir a la tienda del maestro chocolatero Stayfun Bonnawa para degustar su famoso chocobwak de pistacho y los pralinés más suculentos que jamás hayas probado.

Antes de dejar el pueblo e ir a descubrir los demás innumerables tesoros de Pandala, puedes darte una vueltecita por el taller de fabricantes, donde se elaboran los tradicionales pandascudos. También puedes conseguir un autógrafo de la famosa cantante de variedades Pandaulina Rubi, si consigues hacer que salga de su escondite. Dicen que la ganadora suprema de Operación Triunfamakna estableció su residencia en el pueblo. Aunque también podrías dejar que la diva siga allí, esperándote...
¡Hasta aquí nuestro pequeño tour por el pueblo de Pandala! Nos vemos la semana que viene en un nuevo reportaje, en este caso, de Airedala. ¡Te desvelaremos nuevos croquis y bocetos originales!
Hasta entonces, disfruta por tierras pandaleñas y no olvides que la leche de bambú hay que consumirla con moderación...